viernes, noviembre 16, 2007

El día del Apocalipsis


Cuando el Rodrigo de Triana alienígena gritó “¡Tierra a la Vista!”, sin saber lo certero que era, y cuando microsegundos después sus huestes apocalípticas tomaron posesión de la superficie del Nuevo Mundo al grito de “¡Exterminio a la Gran Babilonia!”, yéndose enseguida a otra galaxia mientras en su rededor todo ardía como en una película de los terminators de Hollywood, los únicos sobrevivientes para repoblar la Tierra fueron los obedientes chilenos que en las catacumbas del Metro, cuando éste se detuvo, acataron quietos la orden amarilla que decía: “En caso de un imprevisto, espere instrucciones del personal del Metro”.